lunes, marzo 20, 2006

Una simple mañana de Domingo

Un sonido agudo llama mi atención. Notas me transportan a cuentos… no muy viejos. Comienzo a hacerla parte de mi, a que fluya, a que entre con mi respiración y que evoquen momentos de esos que valen la pena.

El calor ya no me importa.

Una señora, muy parecida a Luisa Duran, avanza lento con su cara de acumulados tormentos, su dificultado caminar, su muleta algo oxidada, sus rojizos y enrulados cabellos, seguro incomparables a aquellos tiempos mozos. Son cadenas invisibles que pesan cada vez mas, mas que el acero, mas que las piedras, tanto como el olvido, tanto como la soledad.

Un flautista llenos de historias, una mujer llena de preocupaciones y penas de viejos recuerdos.

Toma la cartera y saca algunas monedas.
Quizás no tantas como las que saco aquel joven de saco gris…
Pero si mucho mas valiosas.

Las deja en la percudida canasta.

( La flauta deja de sonar )

- ¡¡ Muchas Gracias Señora !!

- Muchas Gracias a Ud.